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Muchas personas se quejan que son los primeros en sufrir de la gripe o del resfriado cuando cambia el clima mientras que  otras piensan que atraen “como un imán” a todos los gérmenes del ambiente, pero ¿Por qué sucede esto? 

El sistema inmunológico representa la defensa del organismo frente a bacterias y otros agentes causantes de enfermedades.  Si la persona tiene un sistema defensivo débil, se enfermará con más facilidad.

La alimentación juega un papel importante a la hora de mantener el adecuado funcionamiento de este sistema.  Por ello, es necesario conocer cuáles alimentos ayudan a este propósito:

Alimentos protectores

  • Zanahoria:  Su vitamina A aumenta las defensas de las mucosas.
  • Carne, huevo, pescado: Tienen vitamina B que ayuda a que funcionen bien.
  • Cítricos, kiwi y piña: La vitamina C es una fuente natural contra infecciones.
  • Verduras y frutos secos: Aumenta la respuesta inmunológica.
  • Espinacas: Tienen hierro. Si falta, baja la respuesta inmunológica.
  • Legumbres y marisco con cinc: Otro mineral básico para nuestro cuerpo.
  • Yogures: Protege contra bacterias dañinas y microorganismos de intoxicaciones.

Recomendaciones nutricionales para reforzar el sistema inmunológico

No aumentar de peso, ya que la obesidad está relacionada con una mayor incidencia de enfermedades infecciosas.

Procurar un buen desayuno  Debe aportar el 20-25% de las calorías diarias y contener lácteos, frutas y cereales. Un mal desayuno obliga a nuestro organismo -que lleva horas sin recibir combustible- a alterar su funcionamiento.

Evitar el consumo excesivo de café, ya que quita hierro.

No abusar del alcohol porque inhibe el sistema inmune. Las personas que ingieren arriba de cuatro bebidas alcohólicas al día se acatarran más que las que no lo hacen. Esto se debe al hecho que el alcohol baja la inmunidad porque afecta los linfocitos del bazo, la médula de los huesos y el hígado.

Otras recomendaciones

No abusar de los antibióticos debido a que resulta perjudicial al generar una mayor resistencia en las bacterias que sobreviven. Tómells solamente cuando están indicados por el médico.

Evitar fumar, ya que el tabaco reduce las defensas que luchan en una primera fase contra los microbios.

No compartir objetos de uso personal como el móvil, vasos, cucharas, etc.,

Practicar técnicas de relajación para manejar el estrés.  Existen pruebas científicas que señalan a la tensión como un factor de riesgo para contagiarse de catarros: hay una relación directa entre aquella y el funcionamiento del sistema inmunológico. Por ello, se debe evitar mantenerse en estados prolongados de estrés. En otras palabras, mantener a nuestro organismo bajo presión activa una serie de reacciones químicas que “se comen” nuestras defensas.

Hacer un poco de ejercicio. Hay estudios que concluyen que hacer de forma moderada ejercicio, eleva la cantidad de anticuerpos: forma natural del organismo para combatir enfermedades.  Una caminata diaria, a paso veloz, durante unos 20 minutos o más, es excelente para reforzar la salud.

Descansar. Para mejorar la  inmunidad, es necesario descansar lo suficiente.  En una investigación realizada, las personas que habían sido privadas de cuatro horas de sueño durante cuatro noches seguidas, registraron una baja del 30 por ciento en la escala de medida del sistema inmunológico llamada proceso natural para matar células.   Para estar seguro de que descansa lo debido, se recomienda apagar la luz y levantarse a una hora determinada.

Consultar al médico cuando a pesar de todos los esfuerzos por reforzar el sistema inmunológico parece que se contagia de todo lo que se cruza en su camino.  Igualmente, acudir si se tiene infecciones de garganta, producidas por estreptococos, una y otra vez. Ante una situación así, lo más aconsejable es efectuar análisis a la familia entera para cerciorarse de que ningún otro miembro es portador de estreptococos.