carnes

carnes

 

Muchas investigaciones recientes han demostrado que la alimentación se encuentra ligada a ciertos tipos de cánceres (como, por ejemplo, el de colon).  De allí la importancia de vigilar, muy de cerca, lo que consumimos.

En este sentido, existen alimentos “sospechosos” cuya ingesta excesiva o mezclada con otros alimentos pueden provocar que las células muten (el primer paso para la formación de un tumor).  Sin embargo, a veces el problema no es el producto en sí, sino la manera de prepararlo (como el freír los alimentos con abundante aceite o el ahumar).

A continuación se analiza este tipo de alimentos y algunos hábitos alimentarios que pueden facilitar la formación de agentes cancerígenos:

Grasas saturadas de origen animal

Es consumo excesivo especialmente de las que provienen de carnes y embutidos, está asociado a varios tipos de cáncer, como el de colon y el de mama. Además, las carnes comercializadas industrialmente suelen llevar hormonas y antibióticos que se sospecha -aunque no está demostrado-que cuyo exceso podría favorecer el desarrollo del cáncer.

Se puede contrarrestar en parte, si se incluye en la dieta fibra y calcio cuando se prepare platos demasiado grasos. Por otro lado, se debe dar prioridad al pescado y el marisco porque sus ácidos grasos poliinsaturados omega 3 (también presentes  en nueces y semillas de lino) sí se ha comprobado que tienen un efecto protector frente al cáncer.

Nitratos, nitritos y nitrosaminas

Están presentes en embutidos y en muchos vegetales y, en principio, no son dañinos, pero pueden llegar a serlo porque al ser digeridos se convierten en nitrosaminas, que si son cancerígenas.

Se contrarresta  incluyendo alimentos crudos ricos en vitamina C (palitos de pimientos verdes y rojos, zumo de naranja…) y en vitamina E (aceite de oliva virgen, nueces…). De esa forma, un menú como el mencionado – tan habitual- resulta más sano.

Consumo excesivo de calorías

Las personas que consumen muchas más calorías de las que necesitan pueden tener más probabilidades de sufrir tumores de mama y de útero, de colon, de recto y de riñon, según han demostrado diferentes estudios clínicos.

Se contrarresta eligiendo las versiones ligeras de los alimentos y las preparaciones poco calóricas. Si se prevé que el primer plato va a tener un exceso de calorías, procura que el segundo (y también su guarnición) sean digestivos y poco densos. También se puede  convertir en un segundo y tomarlo a continuación de un entrante bebible y cargado de nutrientes anticancerígenos, como un gazpacho, una crema de puerros (vichyssoise) o un consomé.

Consumo excesivo de azúcares

Otra razón de peso para no abusar de los azúcares. Al parecer, cuando se está desarrollando un tumor, las células cancerosas se alimentan primero de los azúcares y de este modo crecen rápidamente.

Lavar adecuadamente los productos de la huerta

Aunque los productos vegetales deben ser  incluidos en todas las dietas, hay que lavarlas a conciencia. Antes de consumir frutas y verduras, se deben lavar bien (dejar 10 minutos en agua con un desinfectante para alimentos o un chorro de vinagre). De esa forma, se eliminará restos de fertilizantes, insecticidas o herbicidas que podrían ser cancerígenos.